En estos días cuando recordamos
que los pequeños “detalles” siempre marcan la diferencia, es importante
recordar que cualquier compañía por pequeña que sea, está conformada por su
capital humano, como recurso más valioso, y el camino más corto, que cualquier
empresa debe recorrer para posicionarse como una marca consolidada de valores
diferentes a los de su competencia, es precisamente el de la motivación y el
entrenamiento constante de su personal.
Aunque siempre existan
competencias y rivalidades internas, entre los diferentes departamentos, toda
empresa destinada al éxito debe aprender a conquistar esas pequeñas diferencias
y dar la cara frente a sus clientes y consumidores para poder sobresalir
brindando los más altos estándares de calidad y servicio.
Partiendo del anterior escenario
quiero compartir con ustedes una interesante historia contada por Zhuangzim célebre autor chino, quien narra las
aventuras de Zhu Pingman, mientras aprendía el arte de matar dragones.
Narra la historia que el maestro
lo entrenó durante diez años seguidos, hasta que consiguió adquirir
perfectamente la técnica más sofisticada para matar dragones.
Desde entonces, Zhu Pingman pasó
el resto de su vida buscando dragones con la intención de mostrar a todo el
mundo su habilidad, solo que, para su gran decepción, jamás encontró uno.
Es así como el autor de la obra comenta: “Todos
nosotros nos preparamos para matar dragones y acabamos siendo devorados por las
hormigas de los detalles, a las que nunca prestamos atención".
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